PROPUESTA DE EJE TEMÁTICO PARA LA INTEGRACION DE CONTENIDOS Y DE ACTIVIDADES DE INVESTIGACIÓN ENTRE MATERIAS DEL PROFESORADO.
HISTORIA SOCIAL DE LA SOJA
”La anatomía del hombre es la clave de la anatomía del mono.” Carlos Marx.
Historia e importancia del tema:
Entre los finales del siglo XIX y los comienzos del XX se produjo un proceso de transformación, cuya base material fue la integración de Argentina al mercado mundial como gran proveedora de productos agropecuarios, principalmente trigo y carne, que sentó las bases de una realidad radicalmente diferente a aquella que había emergido de la época colonial, las guerras de la independencia y el período de la “Organización Nacional”.
Este proceso, fundacional de la Argentina contemporánea, implico transformaciones profundas en todos los órdenes de la vida nacional, incluyendo en esto aspectos ambientales, todavía no estudiados en profundidad.
La decisiva importancia de lo acaecido lleva, lógicamente, a que no nos pongamos de acuerdo sobre la interpretación valorativa de aquellos sucesos. Para la visión oficial, conservadora y hegemónica (fundamentalmente durante los noventa), aquella fue una época de oro, la de las vacas gordas y de la manteca al techo, cuyo éxito radicó en ir a favor de las fuerzas del mercado aprovechando las ventajas competitivas de la Argentina en el rubro agrícola-ganadero.
Para las visiones alternativas fue el momento de la consolidación de la tendencia a inscribir a nuestro país, en el orden internacional, como dependiente de la dinámica de los países centrales, aislado del contexto sud-americano, con una clase oligárquica latifundista poderosa en su alianza con los capitales extranjeros.
En aquel momento la discusión sobre la cuestión agraria fue escasa, como lo es en el presente. Derrotado el federalismo popular, principalmente por la alianza entre las oligarquías del interior y de Buenos Aires, casi no quedaron propuestas alternativas de desarrollo, centrándose las luchas políticas en las contradicciones principales de Europa, importadas junto con la inmigración de aquel origen. El tema del campo desapareció así de las discusiones y las propuestas, centrándose la pelea sólo en el tema de cómo apropiarte y distribuir la renta agraria. Sólo la consigna, poco adecuada a la realidad de la pampa húmeda, del impuesto progresivo a la renta normal potencial de la tierra pareció cuestionar el orden existente. Por lo demás quedó totalmente en manos del “mercado” la determinación de la política agropecuaria. Una prueba de ello que se puede aportar desde nuestro campo de acción es la ausencia de propuestas educativas orientadas a la población rural.
Cien años después nos encontramos inmersos en un proceso de transformaciones equivalentes, aunque probablemente más profundas y, ciertamente, más aceleradas.
Muy diversos factores confluyen para que Argentina se encuadre como gran productor y exportador de oleaginosas (soja) y cereales (maíz y trigo) (El tema ganadero es más incierto) que aumentan en extensión e intensidad el area sembrada. En una enumeración no taxativa podemos mencionar: La explosión demográfica, principalmente la del Asia, que unida al aumento del consumo de tales poblaciones (China e India) impulsan fenomenalmente el consumo de alimentos; la política de sustituir combustibles de origen fósil por otros de origen agrícola (etanol, bío-diesel, etc.); entre otros, operan por el lado de una demanda, que encuentra en la extensa y relativamente despoblada geografía argentina la posibilidad de ser, en parte, satisfecha.
Desde luego que todo esto no se comprende si se deja de lado que la gran transformación tecnológica (revolución verde), que como parte del proceso de aceleración creciente del conocimiento científico y su aplicación practica se está operando desde fines del pasado siglo, multiplica las posibilidades de la producción agropecuaria. (Habría que agregar a esto la persistencia de un ciclo húmedo, ¿por el cambio climático planetario, o estacional por El Niño?, que extiende la frontera agropecuaria.
La creación, a través de la ingeniería genética, de oleaginosas y cereales genéticamente modificados (gm) o transgénicos, entre otras cosas para hacerlos resistentes a herbicidas (glifosato), el uso intensivo de dichos herbicidas, fungicidas y plaguicidas, la siembra directa, la agricultura de precisión, el riego artificial, etc. son parte de la revolución citada.
Estas prácticas agrícolas tienen defensores, entre los que se cuentan todos los sectores beneficiados por las mismas (semilleros, fabricantes de insumos, contratistas, etc.) y detractores como los distintos grupos ambientalistas.
El Ing. Hector A. Huergo, que dirige el suplemento rural del diario Clarín, y que todas las semanas editorializa, casi seguro por cuenta y orden de la Asociación Argentina de Siembra Directa, el 21 de octubre de 2006 realiza, aunque envenenada, una síntesis de las opiniones divergentes. Va el artículo:. ¡16 millones de hectáreas de soja! El récord de superficie sembrada con la milagrosa especie es la mejor respuesta a una idea absurda instalada en la opinión pública. Por acción de unos y omisión de otros, la soja no es "políticamente correcta". Que desertifica los campos. Que produce "desiertos verdes"(¿¿!!). Que es responsable de la desaparición de miles de productores. Que nos ha hecho dependientes de la tecnología extranjera, para colmo, la del imperialismo yanqui. Que para colmo es transgénica. Que nos hemos convertido, finalmente, en una republiqueta sojera. Si, los argentinos, cada vez que tenemos una solución, le encontramos un problema. Así, logramos que la soja no sólo sea, en el imaginario colectivo, un problema para el campo. También descubrimos, sin un solo aval de investigación seria, que la soja genera "menarca", adelantando la menstruación de las niñas. Que a los varones les hace crecer las tetitas, que no se le debe dar a mujeres embarazadas y niños. Escuché esta misma semana, en una radio líder, a un médico que sentenció estas estupideces con fluidez e ignorancia.Señores, la soja es el maná que nos mandó Dios, que sin duda es argentino y debe sentir vergüenza ajena ante las patrañas.Bueno, 16 millones de hectáreas. Nada paraliza a los actores de la segunda revolución de las pampas. Miles de productores que no se distraen con discursos apocalípticos. Cientos de empresarios de la maquinaria que han prosperado inventando soluciones para que haya más soja. Lo que no significa que va a haber menos trigo, menos maíz, menos girasol, menos vacas. ¡Todo lo demás quedó igual, y aun puede crecer! Sí va a haber menos monte degradado, menos ganadería nómade y extensiva, menos atraso en el norte postergado. Más hoteles tres, cuatro y cinco estrellas como en Charata. Más camiones como en Bandera. Más empleo en todos lados. Más pequeños agricultores ricos. El chacarero que hace veinte años tenía 50 hectáreas que valían 100.000 dólares, y no pudo crecer, ahora tiene 500.000. Es cierto que se quedó sin trabajo: para sembrarlas necesita un día. Y ya no tiene ganas de criar chanchos, porque eso es de lunes a domingo. Ahora es rico, viene el ingeniero joven y se las alquila a 300 dólares por hectárea. ¡15.000 dólares!.Con estas 16 millones de hectáreas, y los buenos precios que se prevén para esta campaña, el país va a facturar más de U$ 10.000 millones sólo de soja. 2.000 millones van directo para el fisco vía retenciones. Casi todo se exporta con valor agregado, porque la industria aceitera sigue ampliando su capacidad de molienda con inversiones por U$ 5.000 millones en los últimos quince años. Se siguen construyendo puertos y plantas, la hidrovía se profundiza, pasan cada vez más barcos. Y más de 100 países de todo el mundo abrevan de la soja argentina. A ellos no les salen tetitas, ni tienen menarca ni otras calamidades.Pasaron diez años desde que Felipe Solá, como secretario de Agricultura, autorizó la siembra de la soja RR. En aquel momento se sembraban cinco millones de hectáreas. ¡Se triplicó el área en apenas una década!. ¿Qué hubiera sido de este país en el 2002, sin la soja? Los planes sociales montados sobre las retenciones, la ayuda solidaria de las donaciones impulsadas por Aapresid, la Fundación Plus, Solidagro y tantas organizaciones espontáneas en el interior. Sí hubo que bancarse que, en ese contexto, se lanzara un congreso de nutrición trucho para denostar a la soja. Sencillamente criminal.Hoy la Argentina exporta tecnología agropecuaria a todo el mundo. Eso es consecuencia de la revolución sojera. Este es el momento de cortar la onda anti-soja. Hay que instalarla como una causa nacional. De una vez por todas. Si bien la discusión está planteada, por ahora es “el mercado” (la optimización de la ganancia en el corto plazo) lo que decide la política a seguir.
La amplitud del fenómeno provoca que se estén produciendo, a su influjo, profundas transformaciones en órdenes que van desde el ambiente y la salud a aspectos de la cultura, pasando por el mercado de trabajo, los fenómenos migratorios, la infraestructura productiva, etc. etc.
Un fenómeno de tal amplitud requiere, sin lugar a dudas, una aproximación transdisciplinaria (entendiendo por transdisciplina “el esfuerzo indagatorio que persigue obtener cuotas de sabe análogas sobre difeentes objetos de estudio disciplinarios, multidisciplinarios e interdisciplinarios-incluso aparentemente muy alejados y divergentes entre si-articulándolas de manera que vayan conformando un corpus de conocimiento que trasciende cualquiera de dichas disciplinas…el holismo ambientalista…se ofrece como ejemplo de transdisciplina.)), ya que queda claro que ni las ciencias sociales, ni las naturales por si solas pueden abarcar un objeto que atraviesa múltiples campos del conocimiento.
La propuesta consiste en que las distintas materias (¿y profesorados?) integren en su desarrollo sus contenidos teóricos con la ampliación del conocimiento que sobre esta problemática se pueda ir construyendo, en tanto objeto complejo de conocimiento.
Como la propuesta es innovadora, no se pueden prever de antemano todas las implicancias, modalidades y extensión que, en la puesta en práctica, pueda ir adquiriendo, aunque se pueden adelantar algunas.
En el orden epistemológico, tal modalidad,, supone una mirada y una práctica distinta de la del positivismo clásico, de presencia hegemónica en las ámbitos escolares. (Es distinta entre otras cosas porque el objeto complejo de conocimiento es una construcción, por lo holístico, porque cuestiona criterios de objetividad, etc.) (Ver Sotolongo Codina y Delgado Díaz, La revolución contemporanea del saber y la complejidad social. CLACSO 2006) Esta problemática puede ser abordada en todas las materias, pero principalmente en Filosofía en varias pedagógicas, en las metodológicas y en los talleres de investigación, como soporte teórico. (Tema para desarrollar)
En el orden pedagógico podemos decir que hay acuerdo generalizado en que un proyecto pedagógico supone un proyecto de país, es decir una actitud política, en el sentido de la acción con un sentido trascendente en lo social, basado en un posicionamiento ético, con soporte en el conocimiento sobre la realidad y sus posibilidades, dado principalmente por las ciencias. El problema es cuál es ese proyecto, quién lo determina, si es uno o varios, si es estable o se va modificando, etc. En tiempos de autoritarismo estos temas están claros. Pero en tiempos de democracia, como los que queremos y debemos vivir, se requiere una multivocalidad que se exprese en los ámbitos de construcción de la ciudadanía, de los que la escuela es de los más importantes, para lograr los consensos críticos que la democracia requiere. En ese sentido, la problematización de las temáticas de interés nacional debería contribuir a la formación ciudadana, objetivo último de la educación en democracia.
En el orden institucional: algunos docentes compartimos la visión de que en nuestra institución no hay entre las materias al interior de cada profesorado, y muchísimo menos entre los distintos profesorados, la articulación necesaria para formar profesores capaces de trasmitir saberes no compartimentados, ya que la escuela secundaria no busca, ni podría hacerlo, la formación de especialistas, sino de individuos insertos de la mejor manera posible en la cultura nacional, con una comprensión sobre la realidad enriquecida por la suma de los conocimientos adquiridos. Desde luego que mal pueden alcanzar estos objetivos quienes no transitaron por los caminos pertinentes. La presencia de algunas temáticas relevantes (esta sería sólo una) podrían dar sentido y trascendencia a la práctica diaria, al mismo tiempo que ir reforzando una identidad institucional adecuada a los tiempos de cambio crecientemente acelerado que nos toca vivir.
En lo metodológico aportaría, entre otras cosas, a que los alumnos se relacionen con el conocimiento desde la perspectiva del que investiga, poniendo en práctica la metodología adecuada. Esto es participando desde la formulación (y re-formulación continua) del marco teórico, hasta la interpretación de los datos, con todos sus pasos intermedios. Una actividad así planteada supone la utilización de todas las fuentes e instrumentos de recolección de datos posibles, como así mismo el empleo de todo el soporte tecnológico actual. (pienso por ejemplo en la posibilidad de contar el instituto con la conexión al google pago para investigar mediante el y aprender su uso y posibles aplicaciones pedagógicas)
De lo asta acá enunciado se despende que muchos de los contenidos de todo tipo presentes en la formación de profesores de naturales (y de geografía, historia, informática, química, etc.) son atravesados por el tema propuesto.
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